La pandemia por el COVID – 19 ha ocasionado
grandes cambios el inicio de la década, ha generado impacto profundo en muchas áreas
de nuestras vidas. La educación en las universidades no fue ajeno a este cambio
y ha generado un antes y un después de este evento.   

 La disrupción es una interrupción o rompimiento con la
manera tradicional de ejecutar algo. La palabra viene del latín “disruptio”,
que significa fractura. En las últimas décadas, el término disrupción ha sido
utilizado en áreas tecnológicas y de negocios para referirse a la introducción
de nuevos procesos, métodos o productos que cambian la forma en la que
tradicionalmente se hacía algo, agregando valor al sector al que están
dirigidos. La disrupción también implica que aquello que estaba antes se vuelve
obsoleto, dado que no está adecuado a las nuevas circunstancias de negocio o
consumo. La disrupción educativa se refiere a un punto de quiebre donde nuevas
tecnologías y métodos didácticos surgen luego de un evento notable como fue la
pandemia. La pandemia de COVID-19 ha causado una disrupción sin precedentes en
todos los aspectos de la vida, incluyendo la educación. Las escuelas de todo el
mundo se vieron obligadas a cerrar sus puertas y a adaptarse a métodos de
enseñanza a distancia, lo que ha planteado desafíos significativos tanto para
los estudiantes como para los educadores. Dicho evento ocurrió de manera intempestiva
que nos ha condicionado que aprendamos de manera imperativa.  

El impacto de la pandemia en la educación superior ha sido
diverso, profundo y diferente para cada institución y país. Se han realizado
grandes esfuerzos en todos los niveles para ser resilientes y adaptarse
rápidamente a los cambios. La pandemia ha impuesto una poderosa reforma en todo
el sistema educativo. El confinamiento influyó a tener sesiones de aprendizaje
y tener la sensación de soledad frente a un ordenador, esto repercutió en el
mundo emocional tanto del docente como del estudiante. El cierre de escuelas ha
afectado a millones de estudiantes en todo el mundo. Muchos se han visto
obligados a adaptarse a la educación en línea, lo que ha exacerbado las
desigualdades existentes. Los estudiantes que no tienen acceso a tecnología o
internet en casa se han quedado atrás. También se pudo apreciar las
distracciones de arte de los estudiantes con los medios digitales y redes
sociales.  

Las transformaciones de transición y las dinámicas
disruptivas se han perfilado sobre la base de grandes fracturas estructurales,
dominantes problemas y retos retenidos. La pandemia ha llegado en un momento en
el que terminó por devorar y deteriorar de manera diferenciada los fijados y
modernos estados de bienestar, en particular, uno de los pilares fundamentales
del desarrollo social: la educación. La transición a la educación en línea ha
sido un desafío tanto para los educadores como para los estudiantes. Los
educadores han tenido que adaptar sus métodos de enseñanza y aprender a
utilizar nuevas tecnologías. Los estudiantes, por otro lado, han tenido que
aprender a ser autodidactas y a manejar su tiempo de manera efectiva. La
pandemia ha expuesto múltiples niveles de desigualdades que en la educación
superior incluyen el trato diferenciado que reciben los estudiantes según sus
antecedentes, el acceso cerrado al conocimiento y a los resultados de la
investigación, la desigualdad en los patrones globales de colaboración en
investigación y la falta de acceso a los requisitos básicos de la educación
superior digitalizada, tales como dispositivos, acceso a Internet y
electricidad. A pesar de los desafíos, la pandemia también ha presentado
oportunidades para la innovación en la educación. Ha acelerado la adopción de
tecnologías de aprendizaje digital y ha destacado la necesidad de flexibilidad
en la educación. A medida que nos recuperamos de la pandemia, es crucial que
aprovechemos estas lecciones para mejorar la educación para todos. 

Después de la catástrofe, será necesario establecer planes
de recuperación, reapertura y de repensar el terreno educativo y empoderar
espacios débiles dentro de un nuevo proceso donde la descarga de la pandemia
determinará las siguientes décadas. 

La pandemia de COVID-19 ha causado una disrupción
significativa en la educación, pero también ha presentado oportunidades para la
innovación y el cambio. A medida que avanzamos, debemos esforzarnos por crear
un sistema educativo que sea resiliente, flexible y accesible para todos. 

  

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